Motivos por los que el sistema start-stop no funciona

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    La tecnología start-stop hace de la conducción una actividad más económica y respetuosa con el medio ambiente. Debido a ello, para 2020 uno de cada tres vehículos de nuestras carreteras estarán equipados con esta tecnología. Por ejemplo, si un coche se detiene en un semáforo, el sistema start-stop apaga el motor. Tan pronto se pisa el embrague de nuevo, o se levanta el pie del freno si el cambio es automático, el motor vuelve a encenderse de inmediato.

    La batería no solo suministra electricidad para el encendido frecuente del motor, sino también a todos los consumidores electrónicos incluso con el motor apagado. Se puede decir que la batería del coche es el corazón del sistema de los vehículos modernos. Suele contar con la asistencia del sistema de gestión de la batería, que es el cerebro de la electrónica del vehículo. El hecho de que no funcione el sistema start-stop puede deberse a la interacción entre estos dos sistemas fundamentales.

    La gestión de la batería desactiva la función start-stop

    La máxima prioridad de cualquier batería es poner en marcha el motor. No obstante, si la batería tiene un nivel de carga bajo, el sistema de gestión de la misma desactiva la función start-stop para que sea posible encender el motor. En los siguientes casos se desencadena un mecanismo de protección similar:

    Se ha instalado una tecnología de baterías inadecuada que solo ofrece un número reducido de ciclos de carga.

    La temperatura exterior es demasiado alta o demasiado baja. Si la batería necesita demasiada electricidad para alimentar el ventilador, la función start-stop se desactiva. El hecho de que esto ocurra y cuándo depende de la configuración de confort del fabricante de automóviles en cuestión. También puede suceder que la función start-stop siga activada, pero que el equipo de aire acondicionado se degrade automáticamente.

    La temperatura del motor es demasiado alta o demasiado baja. Si los consumidores o la batería no calientan el motor, este debe generar su propio calor mediante combustión, para lo cual se necesita una corriente de arranque mayor. El resultado: la función start-stop no se activa. Si hay riesgo de que el motor se caliente en exceso, el ventilador del radiador tiene que enfriarlo porque la corriente de aire no es suficiente o no existe cuando se detiene el vehículo en un semáforo. El ventilador necesita mucha corriente, por lo que la función start-stop no se activa.

    Una tecnología de baterías incorrecta provoca problemas

    Otra causa podría ser que el vehículo no registrara correctamente la batería al cambiarla. Por ejemplo, si la tecnología o la capacidad de la batería no se indican correctamente, el sistema de gestión de la batería no puede utilizar el algoritmo correcto. Si la batería ni siquiera es registrada como nueva por el vehículo, podría ocurrir que no se detecte como nueva y que, por lo tanto, no se explote su potencial al máximo.

    Puede leer más sobre este tema en nuestro artículo sobre los riesgos de cambiar una batería start-stop por una batería convencional.

    Factores que no dependen de la batería

    También hay factores que interrumpen la función start-stop que no dependen de la batería:

    • No se llevan los cinturones de seguridad abrochados
    • Las puertas del coche o el maletero no están bien cerradas
    • El asistente de aparcamiento está activado
    • El coche va subiendo una cuesta muy empinada (pendiente excesiva)

    Si la función start-stop falla con mucha frecuencia o no se activa en absoluto, recomendamos ir a un taller lo antes posible. En este caso, realizando una comprobación de la batería, los expertos pueden averiguar si es necesario cambiarla.